Aparentemente son gratuitos, pero en realidad, los juegos para teléfonos celulares como Candy Crush Saga, Angry Birds o Clash of Clans son más sutiles y una vez que el jugador está enganchado se les incita a pagar cierta suma.
Estos juegos denominados freemium porque combinan una parte gratuita con opciones de pago, se convirtieron en una fuente de ingresos para los programadores de aplicaciones, pero cuidado con la adicción que provocan, sobre todo entre los más jóvenes, explican varios expertos en el "Congreso Mundial de la Telefonía Móvil de Barcelona” que se celebra estos días.
Obtener vidas suplementarias, comprar monedas virtuales o simplemente seguir jugando unos minutos más, cualquier pretexto es bueno para desembolsar algunos dólares.
Y al final, este tipo de compras hizo subir más de un 60% los gastos en juegos para móviles en 2013 hasta los 16.500 millones de dólares, según la consultora especializada IHS.
"Lo que hemos hecho es integrar mejor en el juego los procesos de reflexión y las habilidades de marketing y de venta”, explicó Nicholas Lovell, autor del libro The curve (la curva), sobre las maneras de ganar dinero en un mundo digital lleno de contenidos gratuitos.
Cada mes, en torno a un jugador de cada veinte de estos juegos freemium hace una compra para la aplicación, afirma, lo que significa que sólo una minoría entre los más enganchados acaba por pagar, mientras que el resto juega gratuitamente.
El objetivo de los creadores de estas aplicaciones tan particulares es que el jugador pase varios periodos de entre 10 y 20 minutos de juego diarios, y un poco más por la noche.
"Si estás muy metido en el universo de un juego, poniendo en él tus emociones, entonces la psicología juega un papel muy importante” en el momento de sugerirle nuevas compras.
Todos a jugar
Dependencia "Hay un cierto nivel de dependencia, un poco como en las apuestas, pero la mayor parte de la gente quiere sobre todo seguir jugando”, dice Brian Blau, analista de la consultora Gartner.
Niños A los niños les gusta el principio de la recompensa, pero tienen dificultades para controlarse y pueden encontrarse así en dificultades si los padres no se dan cuenta.
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