Les presentamos un juego para preparar pizza. La historia es la siguiente: nosotros somos unos pizzeros novatos que abrimos una pizzería justo enfrente de otra, más exitosa, llamada “Alicante”. Su dueño, un señor gordo y bigotudo, se encargará de darnos una dudosa bienvenida y se dedicará a burlarnos de nuestras posibilidades de ejercer de competencia. Es nuestra tarea probar que se equivoca y hacer que la pizzería funcione.
Tras un breve tutorial sobre cómo preparar la pizza, empezaremos a recibir clientes. Al atenderles, tenemos que estar atentos a lo que piden, ya que muchas veces lo piden de maneras confusas. Siempre tenemos la opción de responder “¿qué?” para que nos lo repitan. No podemos hacerles esperar mucho, ya que un indicador con el porcentaje de satisfacción del cliente hará que al final deje una mayor propina, o que no deje ninguna. Los personajes hablan un idioma inventado, parecido al de los Sims, pero los bocadillos están en español.
Una vez tenemos el pedido anotado, debemos extender la masa con pericia, colocar el tomate frito y el queso, y después el resto de ingredientes. Al principio empezamos solo con queso, después podemos hacernos con pepperoni, y a partir de ahí, dependiendo de nuestras ganancias, podremos ir ampliando el repertorio a salchicha, champiñón, cebolla y pimiento. Cuantos más ingredientes, más cantidad distinta de clientes podemos atender.
Una vez tenemos la pizza preparada tenemos que meterla al horno, y después cortarla en piezas. Lo recomendable es seis porciones, pero algunos clientes demandan cuatro, hay que estar al tanto. Después se guarda en una caja y se entrega al cliente. Sus reacciones suelen ser bastante crueles, pero según vamos cogiendo práctica seremos mejor recompensados.
Este juego emula bastante la realidad de un negocio en cuanto a gastos e ingresos. Cada vez que usamos materia prima para la pizza, nuestros dinero se reduce, y aumenta cuando cobramos la pizza o la propina. Igualmente, puede ocurrir que nuestro horno se estropee y requiera reparación, gastando nuestras ganancias, o que el cerrojo se afloje y nos entren vagabundos o ladrones, si no hacemos algo para arreglarlo.
La dinámica de juego es repetitiva, ya que todos los días hacemos exactamente lo mismo, como en un negocio real. Por otro lado, la posibilidad de ir superándose, servir más eficientemente a los clientes, conseguir mejores ingredientes y condiciones anima a continuar.
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