El diseñador Boon Sheridan vive en una vieja iglesia de Massachusetts (EEUU) que fue designada como “gimnasio” en el nuevo juego de Pokémon Go. Como el juego exige que los jugadores visiten lugares del mundo real, Sheridan tiene ahora que soportar la presencia constante de personas jugando delante de su edificio.
La situación ha llegado a tal punto que Sheridan empezó a plantearse si hay algo que la ley pueda hacer en situaciones como esta. Escribió en Twitter: “¿Tengo algún derecho respecto a la localización virtual que me ha venido impuesta? Las empresas tienen expectativas, pero esta es mi casa”.
Este problema de actividades virtuales que afectan a los espacios físicos muy probablemente no hará sino agravarse con la creciente popularidad de la realidad aumentada que utiliza juegos como Pokémon Go para superponer los paisajes digitales a los reales. Sin embargo, la empresa creadora del juego, Niantic, ofrece a los posibles afectados la oportunidad de indicar los problemas de cualquier localización para solucionarlos.
Pokémon Go anima a los jugadores a relacionarse con su entorno mediante el uso de mapas realistas de su zona como parte del juego. Determinados hitos, monumentos y edificios públicos son etiquetados como “paradas”, en las que los jugadores pueden recoger elementos, y algunos espacios públicos, como iglesias, parques y empresas, son designados como “gimnasios”, en los que los usuarios pueden competir unos con otros.
Estos casos como el de Sheridad podría tener verdaderas consecuencias negativas para la vida, la intimidad o las perspectivas de negocio de las personas y serán peores cuando se lancen otras aplicaciones similares. Es fácil imaginar, en el futuro, un mundo en el que todas las casas, coches y personas llevando una etiqueta virtual añadida llena de datos.
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